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12. Todo el mundo debe de aprender algo




Es raro estar saliendo con Gerardo. Por un lado se siente bien, pues entre nosotros no hay nada que ocultar. Aún somos populares entre la gente, asistimos a eventos y nos toman fotografías. Ocasionalmente organizamos fiestas, pero es algo normal, según me dice él lo que sentimos va más allá de algo físico. Es raro este dude.

Un día estamos en Citrus con gente de “Constelación Viñedo” y de “Frente a la cámara”. Todo es divino, hasta que de la nada se aparece Tomás con Armando y otras personas. Ocupan su mesa habitual.

Armando actúa como si no hubiese visto a nadie. De hecho creo que nunca observo a nuestra mesa durante toda la velada. Tomás en cambio nos lanzaba miradas furtivas a mi y a Gerardo. En un momento en el que voy al baño, y mientras salgo del comportamiento, siento que alguien cerró la puerta. Es Tomás.

—Hola —dice, y antes de que pueda responder, continúa—: No pude evitar ver que al parecer ¿Tienes algo con Gerardo? Quien lo diría, tal para cual —y sonríe.
—Si dices una palabra más soy capaz de golpearte pajuo —le digo.
—No hay porque ponerse así. En realidad yo vine a ayudarte. Es necesario que sepas la verdad sobre tu querido Gerardo.
—Ay por favor, no creo que sepas algo más de Gerardo que me interese.
—Mira. Lo que debes saber es que el siempre supo todo lo de Santiago y tú desde el primer día.
—¿Cómo?
—Es muy fácil… La razón por la que Santiago se fue de su casa fue porque su papá se entero que es gay y no se lo tomó muy bien.
—Eso lo sé.
—Bueno el punto es que el papá de Santiago se entero por culpa de Gerardo. El se lo dijo el viejo ese con el que estaba viviendo, y él a su vez se lo dijo al papá de Santiago.
—Es decir que todo fue culpa de él… —dije, pero luego pensé que eso no tenía ninguna importancia.
—Si, fue él.
—¿Y eso qué?
—Sucede que Gerardo hizo eso solo para molestar a Armando… Obviamente nosotros no sabíamos nada. Pero luego como la casualidad es muy grande, Santiago te conoció, y fue luego que se entero que el amor de toda la vida de Gerardo y su novio eran la misma persona.
—¿Tu sabias que Gerardo sentía algo por mi?
—Si, aunque no sabia quien eras. Cuando te fuimos a buscar al gimnasio —si, te estábamos buscando—, solo sabíamos que Santiago estaba saliendo con alguien de un gimnasio, y eso fue por un mensaje anónimo que recibimos. Ahora sabemos que fue Gerardo. Sin embargo me parecías familiar, hasta que finalmente encontré una foto tuya en el Facebook de Gerardo. Sabia que te había visto en alguna parte, y recordé que con esa foto fue que el me contó “lo que sentía por ti”.
—¿Qué iba a ganar Gerardo con todo esto?
—No mucho en realidad, pero al menos lograría fastidiar a Armando. Luego de aquello, yo contrate a una persona que se dedico a seguirte, hasta que finalmente pude dar con Santiago… Y le conté que quien eras tú. Santiago lloró mucho, me dijo que sentía algo por ti, pero que no quería herir ni a Armando ni a Gerardo.
—¿Santiago dijo que sentía algo por mi?
—No sólo eso, prefirió estar incognito, con tal de estar contigo.

No sabia que pensar de todo eso. La cuestión era tan enredada que me dolía la cabeza.

—Igual eso no explica nada. Cuando sucedió todo eso, Gerardo y yo no teníamos nada ¿Y cual es el problema si quería fastidiar a Armando? Al menos alguien se dedico a enseñarle algo ¿No?
—Creo que eso habla bastante de la clase de persona que es… El fue quien organizó ese encuentro multitudinario en el Hesperia ¿Sabías? Le envió invitaciones a todos y le confesó a Santiago que había sido por culpa de él que su papá supo todo. Todo eso con tal de que fuera al evento y propiciar un encuentro con Armando… Y contigo. Sin embargo ya Santiago sabía que Gerardo había sido el responsable, y por eso dejo de sentir culpa por estar con “el amor” de su amigo.
—¿Cómo se entero Santiago?
—Yo se lo conté. Un día invite a Gerardo a mi casa, y lo drogué para que me lo contara. Fue divertido.
—¿Por qué haces esas cosas?
—Para mi es sólo un juego, aunque la verdad es que nunca confié del todo en Gerardo. La gente como él suele ser resentida, y para muestra un botón.

Todo eso era tan estúpido ¿Por qué estos niños se dedicaban a jugar estos juegos?

—No entiendo por qué Santiago tiene que desaparecer y ocultarse incluso de su novio.
—No sabes la clase de personas que son nuestros padres… Si Santiago se hubiese encontrado con Armando al menos una sola vez, su padre habría dado con él.
—¿Y eso qué? Creo que ya era bastante mayor para imponérsele.
—Bueno esas son cosas que no me corresponde a mi decírtelas, y de hecho, no son de tu incumbencia. Yo solo quería hacerte abrir los ojos.
—Si claro, porque te preocupas por mí y eso.
—La verdad es que no. Pero odio ver como Gerardo se sale con la suya.
—¿Y donde esta Santiago ahorita?
—Al parecer las cosas se arreglaron con su papá, pero se fueron de viaje. No volverán en buen tiempo.

Yo volví a la mesa, y actúe con normalidad, hasta que llegamos al apartamento de Gerardo. Pensé que gracias a Dios todavía no se había concretado el traspaso del mío.

—Hoy en el restaurant hablé con Tomás —dije de pronto. La sonrisa de Gerardo desapareció.
—¿Si? ¿Y para qué?
—Nada, solo me explico que a pesar de lo mucho que me quieres me usaste para separarlo de su novio.
—Las cosas no son así… Estoy seguro que Tomás se invento un montón de tonterías para fastidiar.
—La verdad es que no estoy molesto contigo. Al fin que cuando eso no teníamos nada, solo estoy sorprendido de la clase de persona que eres ¿Qué acaso estas personas no eran amigos tuyos? O al menos Santiago si. Supongo que luego te sentiste horrible cuando te diste cuenta que lo mío con él iba en serio.
—Tu no lo entiendes…
—¡¿Qué hay que entender dude?! ¿Qué eres un resentido de shit? ¿Qué la envidia que sientes por Armando y sus amigos es mas fuerte que tú? ¿Qué es mas grande que cualquier otra cosa?
—Ay si porque tu eres un ejemplo de moral…

Fue en ese momento cuando sentí una gran decepción.

—Finalmente habló tu verdadero yo. No tengo más nada que hacer aquí.

Y luego abrí la puerta y me aleje sin mirar atrás.


Epílogo

Es difícil comenzar a escribir este correo, pero creo que es la única forma en la que puedo comunicarme contigo sin que me cuelgues, yo cuelgue o nos digamos cualquier locura.
Según lo que me dice Tomás, ya sabes todo… ¿Qué te puedo decir? Creo que fuimos victimas de una gran casualidad, y paso todo eso, pero quiero que sepas que siempre sentí algo por ti. Nunca vi a Armando desde que me fui de mi casa hasta ese día en La Alhambra y luego en el Hesperia.
Creo que no soy capaz de verte a la cara de nuevo. Me entere ese mismo día que no solo me engañaste con el que fue/era mi novio, sino que además vives de la misma forma que Gerardo.
Es mejor dejar las cosas como están. No te guardo ningún rencor, total uno viene a este mundo a luchar, a hacer lo que más le convenga y no yo no soy nadie para juzgarte, sin embargo en estos momentos es muy difícil para mi estar contigo, espero que lo entiendas,

Santiago

Después de leer fue que caí en cuenta lo enamorado que estaba de él, y cuanto le extrañaba, pero ya no podía hacer nada. Aprendí de la peor forma que el dinero no lo es todo, y que realmente uno no sabe si esta jugando con las personas o ellos le están viendo la cara de pajuo a uno. Fuck.

De Gerardo no supe mas nada. Al menos no de su boca. Ocasionalmente coincidimos en algún evento, nos decimos cualquier cosa, pero entre nosotros se rompió algo. Es como si cada uno se viera en el otro como una imagen o un espejo que no soporta. Damn it, estoy profundo de nuevo.

—No te sientas así bello —Me dice Rafael al teléfono—. Dios nos da a todos unos medios, y a ti te dio belleza. No es malo que la aproveches mientras te dure.
—Ay Rafa, esto es tan fácil de decir.
—Tu lo que necesitas es un amigo de verdad. No te lo he dicho, pero en unos días me mudo a Valencia.
—Genial Rafa, genial.

Pero luego pienso si es como volver a empezar. Fuck.

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