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8. Errores múltiples


2. Hola soy un niche si raqueta y me gusta demasiado


Muy tarde me percaté que soy una persona arrogante, a pesar que me propongo no serlo. Pero luego de haber conversado en ese bar con Nelson fue que me di cuenta que en muchas ocasiones miro a la gente con desdén y le sonrío con hipocresía. Que ese que habla en verdad no soy yo. Que para mí todos no son más que un montón de Josés y que tal vez no soy tan buena persona como lo creía.

Sin embargo esos pensamientos llegaron luego de un día en que cometí los más absurdos errores.

En la mañana por ejemplo, mientras desayunaba un Bloody Mary y un Atamel llame al gerente de Casa Blanca y le pedí que despidiera a Nelson.

—Es uno de nuestros mejores vendedores —suplicó.
—Y yo soy tu mejor comprador. Si no lo despides no iré nunca más a tus tiendas y me aseguraré que ninguno de mis amigos tampoco así que tenga que mandarles a traer la ropa yo mismo de Europa.
—De acuerdo —y colgó.

Mi papá se mostro comprensivo por la situación y estuvo de mi lado, para mi sorpresa.

—No es tu culpa que te tomaran esas fotos, y menos que ese barriobajero del Nelson las haya robado de tu habitación. Siempre te advertí que no es bueno mezclarse con gente de su clase. Por más estudios o profesiones que tengan, siempre son unos resentidos.
—Quiero que llames a alguien y que cancelen ese programa —le pedí.

Entonces mi papá llamo a alguien en Conatel (probablemente el ministro), y le abrieron un procedimiento administrativo al canal que fue tan eficiente, que al cabo de una semana habían cancelado el show por “atentar contra la moral y las buenas costumbres”. Coincidió con la presentación de una mujer absurda que se hacía llamar CondesaVías la cual prácticamente se desnudo en el show. Terrible.

Luego de eso tocaba encargarse de Javier. Me entere que luego del problema ofreció ayuda económica a Nelson, pero él era tan dependiente de su padre como yo. Entonces llamé al rector de la universidad y le solicité que por favor se acercara a una de las fiestas de Javier un día indicado por mí.

—Sr. Cappa entiendo que usted debe tener mucho tiempo para pensar y todo eso, pero yo no. Lo que los estudiantes hagan fuera del campus no es mi problema.
—Créame lo será.

Le pague a dos gafos del CLF para que filmaran muchas de las cosas que pasaban en la fiesta de Javier y luego mande a mi chofer que pegara las fotos por toda la universidad y que además subiera un enlace con la nota de voz de la conversación que tuvo el rector conmigo.

Enseguida se abrió un debate sobre la irresponsabilidad de algunos rectores y las políticas de admisión a las universidades. Luego vino el tema de que los niños ricos tienen acceso a todo en vez de darle la oportunidad a los que si van a estudiar, y en menos de lo dices “Cierren esa cuenta”, Javier fue suspendido de la universidad y su papa lo castigo dándole un tarjeta donde solo le depositaba diez mil bolívares mensuales, que si bien seguramente era más de lo que ganaba Nelson en un mes, era muy poco para el nivel de vida que tiene Javier.

—Esta vez te pasaste —me dijo Javier en una llamada—, esto ya no es un simple juego.
—Me muero por saber que intentarás —y colgué

Al final y luego de una mañana en el teléfono había destruido la vida de dos personas, acabado con la reputación de una familia, y según lo creía no debía parar hasta sentirme bien. 

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