Prologo
Me encuentro solo en Citrus bebiendo un Martini y esperando por él. De nuevo. Me dijo “Nos vemos a las ocho, reserve una mesa para los dos”. Sólo la forma en que lo dijo debió a hacerme pensar que no todo iba bien, pero bueno. Me la creí esta vez. Afortunadamente no me puse el traje de Zegna que compre la semana pasada, habría sido un desperdicio. El mesonero se acerca nuevamente a preguntarme si ya estoy listo para ordenar.
—Tráigame otro Martini y la cuenta por favor.
Reviso el Blackberry y nada, ni un cambio de estatus. Me recuerdo a mi mismo que debo cambiar ese aparato por un iPhone, nunca lo soporte del todo y estar pendiente de ese “estatus” me esta volviendo loco.
¿Por qué no hay Vallet Parking en este centro comercial? Valencia es tan nula a veces.
Ahora voy en mi Captiva a toda velocidad y me pase la entrada hacia mi casa, no se que estoy haciendo. Decido llamar a mi amigo Tomás.
—Marico voy saliendo para la playa, mi papa me presto el Yate y vamos con unos amigos ¿Quieres venir?
—No sé.
—¿Qué te paso?
—Nada, solo que el estúpido de Nelson me dejo plantado de nuevo anoche.
—Lo discutimos en el Yate, vente.
Yo no debería estar festejando nada en este momento, en serio. Pero me encuentro aquí, vestido de Lacoste y tomándome un Bellini. De todas las personas estiradas que conozco, sólo Tomás es capaz de hacer una fiesta en un Yate y que la única bebida sean Bellinis servidos por sendos mesoneros en tangas. Hay que darle algo de crédito por eso.
Paso un rato y ahora estoy hablando con un tipo 5 años mayor que yo. Pasan 2 horas más y ya tengo un nuevo hombre en mi vida, pero no dejo de chequear mi Blackberry a ver si el imbécil de Nelson actualiza su estatus, pero nada ¿Estara bien?
—Okey, tienes que decirme que esta pasando —me dice Tomás—, mi amigo me acaba de decir que es casi imposible hablar contigo, que chequeas el teléfono cada cinco minutos.
—Es Nelson.
—Aún no entiendo nada ¿Qué importa si el estúpido ese te planto ayer? Tu sabias en lo que te estabas metiendo cuando te enredaste con el. Superalo.
—Tu no tienes ni idea.
Claro que Tomás no tiene ni idea. Su vida solo consiste en gastar el dinero de su papá y tener un novio que le dure lo suficiente para sentir que tiene una vida. Nunca ha llegado a más de tres meses, debo decir.
Vuelvo a revisar el teléfono. Nada. Me pregunto a que hora nos bajaremos de este maldito yate. No he ido a mi casa en 3 días y creo que no tengo más ropa limpia.
—En realidad no vamos a regresar a Valencia, vamos a una pequeña isla donde uno de mis amigos tiene una casa.
—Debiste decirme antes, no tengo más ropa.
—Que importa, usa algo mío.
Ahora estoy en una casa que no conozco, me he bebido mas de seis tragos, creo que estoy ebrio, y estoy en una fiesta improvisada con un traje que no me queda bien. Me quiero morir. Nelson sigue sin aparecer.
Comienzo a recordar como nos conocimos. Estaba yo sentado en… Bueno es una historia muy larga, tal vez si repaso todos los detalles pueda entender como fue que llegamos a este punto…
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