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2. Hola soy un niche si raqueta y me gusta demasiadoUna del las razones de porque esta cachifa sigue con nosotros, es que desde que le conseguí una receta para preparar Bloody Mary en internet, los hace mejor que los que sirven en el Hesperia. Y no había nada mejor para esa resaca que cargaba encima luego del día del Yate.
—¿Eso es todo lo que desayunaras? —preguntó mi padre mientras tomaba café y mordisqueaba una tostada al otro extremo de la mesa— ¿Por qué llevas lentes oscuros en el comedor?
—Creo que me va a dar conjuntivitis —respondo— Me molesta la claridad del comedor, y hoy amanecí con ganas de Bloody Mary.
—Petra, después que Armando se tome eso, traele un desayuno apropiado. Yo me tengo que ir —anunció dirigiéndose a mí—, pero hablaremos más tarde.
Cuando mi padre se marchó, le dije a Petra que no me trajera nada, y que le indicara al jardinero que sacara mi carro del garaje.
Estoy de nuevo en el brunch del Hesperia con Tomás.
—No entiendo una mierda de lo que paso ayer.
—Yo no lo recuerdo —respondí.
—¿Cómo pudiste gritarle así a Javier? Ya no eres tú, siento que te perdí —dice Tomás al tiempo que se sirve tanto salmón ahumado con cebolla y tomate que comienzo a sentir nauseas.
—Estaba borracho. No me hables como si nunca hubieras dado un show tu también.
—Eso lo sé, pero nunca le gritaría a uno de mis amigos. En serio, que si le hubieras gritado al arrocero de los zapatos deportivos no me habría importado, y hasta me habría reído, pero Javier fue demasiado.
—¿Desde cuando te importa tanto Javier?
—Desde el día de la fiesta de los Payares somos novios.
Ahora si me quería morir. Y la cosa no hacía más que empeorar.
—No se si recuerdas que el y yo somos enemigos.
—Tonterías de liceo… No se si sabes que como tú el tiene planes de irse a la Complutense, aunque mientras tanto estudia en la UC, pero eso es temporal.
—Es muy poco probable que nos topemos por ahí, y en ese caso le ignoraré por completo. Además aún no estoy muy seguro si voy a seguir una carrera universitaria o quedarme aquí a estudiar arte y esperar la herencia de mi padre.
—¿Estudiar arte aquí? ¿Dónde? ¿Te irás a Caracas con los colocados e ilusos de la UCV o estudiaras en esa cosa espantosa de la Michelena? Tu estás fuera de control —me espeta Tomás.
Mientras estamos en esas el mesonero nos trae el periódico. En la parte de sociales hay una foto mía con Nelson. Justo lo que faltaba. Consulto el reloj. Mi papá está a punto de tomarse un break de su juego de golf, y probablemente leerá en los próximos minutos. Deseo que como es habitual pase de la parte de sociales, pero no lo hace. A los 5 minutos suena el teléfono.
—¿Me puedes explicar por qué estas en la fiesta de Juan Carlos con un completo desconocido?
—Es un respetado distribuidor de ropa de diseñador —miento.
—Esta noche hablaremos sin falta —y cuelga.
Le explico a Tomás que me tengo que ir y arreglar las cosas con Nelson para entonces estar seguro que le diré a mi papá. En el estacionamiento del hotel le llamo. Quedamos de vernos en Chantilly, pero enseguida me arrepiento. Generalmente hay muchas señoras.
Cuatro horas después estamos ahí. Yo me asegure de ir lo más guapo posible. Llevaba mi camisa Burberry Prosum que aguardaba pacientemente para ser estrenada en una ocasión así, donde debía verme superior. Nelson en cambio viste un jean corriente y una franela blanca. Se que con todo y eso, consigue atraer mas la atención que yo. Le odié un poco por ello.
—No entiendo que pasa entre nosotros —comencé—. Todo iba tan bien.
—Yo si lo sé. Sé que en el fondo no me aceptas.
No estaba preparado para semejante bola ¿Era verdad? Me pregunté hasta donde sería capaz yo de llegar por Nelson.
—Si no te aceptara no estaríamos aquí —repliqué.
—Si pero aunque te esfuerzas, no soportas la forma como me veo, no soportas la forma como me relaciono con tus amigos. No creas que no me doy cuenta como me miras cada vez que tenemos una cita. Sé que en el fondo estás pensando que debería vestir y hablar de cierta forma para verme como alguno de tus pretenciosos amigos.
—Puede que tengas razón, y ojo puede, que no la tienes del todo —sentía que estaba en la cuerda floja, cualquier cosa que dijera a continuación podría significar un Nelson alejándose de mi definitivamente—. Yo no puedo negar quien soy y de donde vengo, y nunca había salido con alguien como tú.
—Alguien como yo —dijo riendo con sorna— ¿Alguien pata en el suelo?
—Tu lo ves como si yo fuese a discriminarte porque no tienes dinero. A mi en realidad el dinero no me importa. Yo lo tengo y lo gasto, pero para mi no es mas que eso. No necesito que tu lo tengas para sentirme bien contigo, el problema es que tu aceptes ese hecho.
Me sentí orgulloso de mi mismo. Nunca había dicho palabras sabias por alguien que me gustaba, pero cuando terminé de decir aquello me pregunte si sería verdad ¿Podría estar con alguien para quien ganarse unos cuantos centavos siempre será la prioridad número uno de su vida?
—Pues entonces tu también debes aceptar de donde vengo yo.
—Yo lo acepto.
—Mentira.
—Ponme a prueba.
—Vamos a una fiesta con mis amigos hoy.
—De acuerdo.
Por el camino llamo a Petra.
—Necesito que destruyas mi closet si es necesario, pero debes encontrarme la prenda más corriente que se te ocurra. No preguntes.
Antes de salir debo hablar con mi papá, estoy casi seguro de lo que me dirá. Estoy vestido con un jean de H&M que compré en algún viaje a Europa y una camisa de Zara de la cual no tengo ni idea de cómo llego a mi closet. Antes de salir de mi habitación me veo en el espejo y me doy cuenta que me veo como uno de esos adolescentes de centro comercial que van a pasar sus viernes en la noche en el cine y para ello se ponen su mejor ropita. Pensé que era lo apropiado.
—¿A donde vas vestido así?
—A casa de Tomás —mentí.
Luego de algunos rodeos mi papá empieza con su perorata.
—Estoy preocupado por ti. Desde que terminaste el liceo no haces otra cosa que ir a fiestas y eventos sociales. Entiendo que el evento de los Payares era algo completamente obligatorio, pero si vas dejar verte por ahí, asegurate que al menos sea alguien de nuestro circulo.
—Como si fuera tan fácil papá…
—No es el tema, si vas a andar por ahí con tipos fáciles o mayores que tú, al menos deberías intentar de ser discreto y no exhibirte en las paginas de sociales con él ¿Qué pensara la gente cuando en cada evento que asistan te vean de la mano con un tipito niche tras otro?
Yo entendía perfectamente lo que quería decir mi padre. Desde que supo que era gay me trato con la mayor comprensión posible, incluso mayor a la de mi madre que solo se pasaba viajando y despilfarrando el dinero. Desde que mi papá se entero de lo mío, me dijo “No importa lo que pase hijo yo siempre te querré, sin embargo debes ahora cuidar tu imagen como si fuera un tesoro valioso, debes demostrar que no te convertirás en un ejemplo penoso, en un viejo fracasado y solitario más”. A pesar de ello, la forma como se refirió a Nelson me molesto.
—Ya te explique que Nelson no es un tipito.
—No pude dar con nadie que tan siquiera le reconozca o sepa quien es. Mucho me temo que a pesar de lo que te haya dicho es un simple asalariado más.
—Trabajar y ganar dinero no tiene nada de malo. A fin de cuentas eso es lo que haces tú ¿No?
—Es distinto. Yo tengo mucho miedo de tu futuro, espero que en lo sucesivo te cuides.
Quede enmudecido por unos segundos, me sentí como la hija en vez de él hijo. Mi padre hizo su distintiva seña de que la conversación se había terminado. Yo le habría replicado, pero lo cierto es que iba tarde para verme con Nelson, así que salí del despacho, pero le dije:
—Esto aún no acaba.
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