2. Hola soy un niche si raqueta y me gusta demasiado
Yo debí decirle que se detuviera apenas pasamos ese distribuidor que va más allá de las chimeneas. Yo sabia que por allá uno nunca debía ir, según mi papá no había necesidad, pero cuando vi como sonreía porque finalmente iba a conocer a su gente no pude hacer otra cosa mas alegrarme un poco yo también.
Pasamos por un mundo feo. Subimos por el distribuidor de San Blas, y de repente bajamos por otro distribuidor horroroso.
—Estamos en La Isabelica —explicó. Y quita esa cara, no es para tanto.
Trate de seguir disimulando. Finalmente detuvo el carro en un ¿Bloque es que le dicen? Y me hizo señas de que me bajara del vehículo. Me aleje un poco al bajarme y llame a Petra.
—Escucha, llego el día en que por fin sabrás para qué te enseñe a usar el Google latitude. Necesito que me localices y estés atenta. Si te repico 2 veces envía un taxi inmediatamente a buscarme.
—¿Pasa algo? —Pregunto Nelson, acercándose a mí.
—Nada, vamos.
¿Cómo empezar a describir la fiesta?
Todo era como un pequeño y caluroso apartamento donde la gente estaba acomodada donde podía. En una parte del lugar había una mesa sabe Dios con que encima, y en la estancia, que era rectangular y parecía tener un balcón al final se repartían un montón de sillas que no guardaban mucha relación entre sí. Estaba horrorizado, y el sentimiento aumento cuando sentí que todos me miraban… ¿Cómo un extraño?
Yo nunca había entrado fiesta alguna donde me sintiera extraño, al menos no en este país. Sentía que mi ropa incomodaba y comencé a sentir calor.
—¿Dónde esta el bar? —Le pregunte a Nelson.
De repente llegamos a una cava donde al parecer estaba toda la bebida
—Solo hay ron —informó Nelson.
La última vez que yo había tomado ron fue cuando estaba en 9no grado en una oportunidad en que viaje con mi familia a España y al parecer allá es algo popular, y mi papá, que no pierde ocasión para demostrar que el puede hacer y comprar las cosas que para los demás no son fáciles, compró dos servicios.
—¿Con té al menos?
—Solo Coca-Cola.
De más estas decir que dure con el mismo vaso toda la noche. Sentía que estaba tomando algún brebaje casero extraño… Ni siquiera había limón ¿Qué clase de gente organiza una fiesta y ni siquiera dispone de los elementos necesarios para preparar un coctel? En mi mundo los cocteles siempre contenían alguna fruta.
De repente estoy solo y se acerca un tipo.
—¿Quién eres tú? —me pregunta sin más.
—Me llamo Armando —le respondo con voz temblorosa y deseando que Nelson se apresure a regresar.
—¿Son novios?
Genial. No tenia idea que debía responder. Observo el tipo para determinar si confío en el. Viste una camiseta que puede ser de cualquier cosa, menos de algodón, una chaqueta como deportiva, y tiene toda la cabeza en trenzas. Solo había visto tipos así en un programa que una vez sintonice por accidente en Televen que se llamaba 100% Venezuela, y siempre creí que se trataba de algo de ficción o un montaje. Decidí que no era buena idea confiar en él.
—No somos novios, solo amigos.
—Entonces puedo decirte que estas chévere. Muy chévere.
De repente reparo en su cara. Es de tez morena y tiene los ojos como entre amarillos y verdes. No es feo.
—Lo dices solo para molestar.
¿Qué esta pasando en el mundo? ¿Le estoy coqueteando a este desconocido?
—Hablo en serio… Me gusta como te ves ¿De donde sacas esa ropa tan rara?
Me pregunto si le gusta mi ropa, se esta burlando o de verdad esta fascinado y no sabe de donde es mi ropa. En mi mundo no se sabe, pero aquí la gente es… ¿Sincera?
—La compré en algún viaje por ahí… No es nada especial
—Te ves bien.
Entonces llega Nelson y pregunta que esta pasando. Ambos intercambian una mirada hostil que no logro entender y me pregunto si estoy en una fiesta de verdad o en una jaula donde estoy siendo exhibido.
—No entiendo que paso ahí —le comento mientras nos acercamos a la cava.
Asco, no hay ni un bar donde armar el drama.
—No quiero que hables con él es todo.
—Me preguntó si éramos novios.
—Le dijiste que si, supongo.
—No le respondí, no sabia que estaba autorizado a decirle que si —solté con malicia.
—No comencemos, no aquí por favor, creo que ya has llamado bastante la atención.
—Ya veo, estas celoso —susurré y reí por lo bajo.
De repente comencé a entender un poco a Nelson, quizá el con mis amigos se sentía como yo en este momento, un paracaidista.
Y después la gente comenzó a bailar en forma muy escandalosa, una música muy marginal que sorprendentemente conozco: Reggaetón.
Y luego tuve que bailar.
Y luego sentí que fui manoseado por varias personas a la vez.
Fue luego de eso cuando me desabotone un poco la camisa y me senté en una de las sillas irregulares. Comencé a hablar con alguien que estaba a mi lado.
—¿De donde eres? —Le pregunté
—Vivo en Parque Valencia ¿Y tu?
—Por ahí mas arriba —mentí— ¿De que es la fiesta?
—De nada, decidimos reunirnos hoy y eso.
Al menos hacen cosas sociales y no es porque cobraron el sueldo o algo así.
—Y tuvimos la suerte que este viernes cayo quincena.
Dure como 5 minutos decidiendo si era apropiado preguntarle que era eso de “quincena”, pero lo dijo con tanta naturalidad que pensé que no sería conveniente. Revise mi reloj y comprobé la fecha. 15. “Tal vez se reúnen los 15 de cada mes”, me dije.
—¿Te divertiste? —Me preguntó Nelson cuando regresamos.
—Si, mas de lo creí posible, aunque me quedo la duda de porque se reúnen los quince y que es eso de la quincena.