El pro-LETRA-riaDO

No es fácil darse cuenta de lo que te gusta hacer, y decidir que llego la hora de cambiar de camino, cuando ya tienes 25 años, estudiaste otra profesión, de alguna manera odias la gente con la que trabajas y de paso te encuentras desorientado sobre como comenzar ese nuevo camino.

Cierto es, que desde siempre yo he escrito, pero si mi historia aún no te parece lo suficientemente repetida, te diré esto: Mis padres no me apoyaban. Aún hoy en día, cuando le asomo (mas por equivocación que otra cosa) a mi madre mis nuevas pretensiones, se le hace casi imposible disimular una sonrisa. Mi madre es hermosa y yo la adoro. Mi madre es abnegada y bondadosa. Pero si se habla de mí como un escritor, no puede evitar reírse. Ya he aprendido a vivir con ello. Mi padre merece un capitulo para él solo, mejor continuemos.

Yo supongo que todo se debe a un episodio que sucedió hace muchos años. Nunca fui de los niños que tuvo muchos juguetes, pero aún así, rara vez usaba los que poseía. En vez de eso, hacía muñecos y muñecas de papel, y me ahogaba en profusas fantasías que mezclaban los mas absurdos universos, tipo “Súper Mario conoce a los transformers”. Cuando la invención de esas historias llego a su limite, fue el momento en el que decidí que sería buena idea armarme un guión (naturalmente no pensaba yo usando esa terminología a los 8 años), pero sucedió algo extraño cuando estuve frente al papel. La historia que se escribió ahí no era sobre la princesa siendo rescatada por un transformers. No. era la historia de un muchacho miedoso, que le temía a muchos de sus compañeros de clases, y que entre otras cosas, no soportaba a su padrastro. Aún recuerdo el orgullo que sentía de aquel primer escrito (¡Que no daría yo por encontrar esa hoja, probablemente perdida entre tantas mudanzas!) y lo llevaba conmigo a todas partes, hasta que un día, accidentalmente lo deje abandonado en el vehiculo camino a la escuela.

Esa noche, cuando mi madre hubo llegado del trabajo me increpo con toda clase se preguntas. Naturalmente ahora se yo, que mi madre es y siempre ha sido dramática, y que yo, aunque no soy mentiroso, siento una especial afición por ocultar mis sentimientos. De manera que, luego de ser interrogado sobre si era molestado en la nueva escuela, sobre el hecho de que escribí ahí textualmente que “Nadie me quería” (Era yo una especie de origen de los EMOS en aquella época), llego la pregunta más difícil de todas, la cual no recuerdo exactamente pero iba mas o menos así: “¿Carlos te ha maltratado en algún momento?”. No podía saber yo en esa época, que decirle cosas feas a un niño era considerado también un maltrato en la mayoría de los países, y en mi confusión de estar pendiente de “comportarme como un hombrecito” (tema que será tratado más adelante) simplemente respondí que no. Mi madre me dijo que si alguna vez yo me sentía maltratado, debía decirlo, y que ella se lo había dicho a Carlos: “Ningún hombre esta por delante de mis hijos” (Eso si lo recuerdo, ya que me lo repitió muchas veces durante mi crecimiento).

Todo este episodio desencadeno dos conductas: La primera fue que mi madre no me quitaba el ojo de encima, y la segunda es que verdaderamente llegue a pensar yo, que escribir lo que uno piensa es malo.

Un incidente similar ocurrió cuando estaba yo en 8vo grado y mi mamá dio con un diario que tenía, donde afortunadamente no anotaba yo sobre los chicos que me gustaban de la escuela (ah, para los que no lo sepan, soy gay), sino que se trataba mas bien de un registro con pormenores de lo que pensaba de gente. De manera que todo esto me hizo olvidarme de escribir, perdí yo definitivamente el habito, y en compensación solo desarrolle la habilidad de fijarme en los mas insulsos detalles para no olvidar nada de lo que me interesaba recordar (“habilidad” que algún día explicare, pero quienes me conocen saben de que hablo), y poder, llegado el momento, usar toda esa experiencia no escrita en el camino.

Fue así como luego decidí vivir con mi padre, volver con mi madre, volver a vivir con mi padre y estudiar Contaduría Pública, cosa que me apasionaba en teoría pero que en realidad es un poco deprimente. Tuve dos grandes rompimientos, y bueno a los que le interesa mi vida personal pueden visitar mi otro blog.

Todo eso se ha acabado, por que lo he decidido yo. He pensado que la mejor forma de empezar mi camino, es simplemente tomando la decisión. No tengo amigos en los medios, buena estrella para relacionarme, ni siquiera tengo un conocimiento decente sobre periodismo, letras o afines. Pero si tengo el deseo de aprender, ganas de liberarme de mi otra profesión, que me aprisiona, no me deja ser feliz y no me deja desatar todo eso que llevo dentro (dramático, pero se trata de estar inspirado ¿No?).

Después de todo ese preámbulo que se salio de control, y término en algo teatral, como mi madre y mí primer escrito, les diré lo que encontraran aquí:

-Pequeñas historias de mi autoría que he escrito, perdido y vuelto a recuperar a lo largo de todos estos años. (Mi madre ya no me roba mis historias, pero las computadoras se dañan).

-Historias personales relacionadas a personas que he conocido y que me están ayudando a cumplir todo esto (espero algún día poder contar aquí como conocí al agente literario que me ayudará a publicar mi hipotética primera novela).

-Opiniones, anécdotas y lo que se me ocurra en el momento.

En la próxima les contare de un maravilloso taller de escritura que comencé hace algunas semanas.

1 comentarios:

Sandum dijo...

Se me olvido explicar claramente que Carlos fue el segundo esposo de mi madre

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