Luego de algunas clases, finalmente nos fue asignado preparar un escrito para el taller y luego (nervios), leerlo en clase. Habían algunos parámetros, y la idea fundamental era presentar a un personaje, un lugar y un conflicto interno o externo relacionado con él.
Hace dos sábados leí mi escrito, una locura escrita mano que yo mismo no entendí al leerla (hablo de entender literalmente, he llegado al punto que no entiendo mi propia letra a mano, el horror), y tuvo como principal corrección, que al ser de teatro, debe estar siempre escrita en presente. Una vez pasado los cambios, he aquí mi ejercicio (el cual voy a leer hoy nuevamente):
Jonás
Como siempre Jonás despertó justo cuando se encontraba frente a su computadora, en su oficina y no antes. A veces le costaba tener noción de cómo llegaba al trabajo. Especialmente hoy, apenas estuvo consciente de donde estaba, sintió que odiaba a todos los que trabajan con él y especialmente su oficina. Miro hacia su escritorio donde se veía una gran foto de su cumpleaños número 30 y pensó que ahora era más sabio, pero también muy viejo como para empezar de cero.
Su jornada empezó con lo usual: Primero llegó una pareja que intento convencerle con una billetera costosa de que les aprobara un crédito. El acepto la billetera, pero no estaba seguro si cumplían los requisitos para concederles el dinero. Después de la pareja llegó una mujer mayor que por enésima vez había bloqueado su tarjeta de débito. Sintió un poco de hastío, pero como era una transacción rápida pensó que no valía la pena; “es una tonta”, pensó. Finalmente casi a media mañana llego un viejito con un bastón; “obviamente fingiendo”, pensaba mientras lo veía con aprehensión; para hacer varias operaciones que le tomaron solo una hora, pero que a un cliente sin privilegios le hubiese tomado gran parte del día en el banco.
Cuando se fue el señor no entró más nadie. Jonás se volvió y vio el título universitario de especialista en finanzas, imaginó como las letras se movían y en vez de finanzas decían “Trabajo social”. Luego de eso, comenzó a soñar que estaba en una carpa, en una misión en África ayudando a los más desvalidos. Se sintió agotado de su trabajo en el banco, que según reflexiono en ese momento consistía en ayudar a gente que no merecía tal cosa. Como por arte de magia tomo una decisión, y se fue a la oficina de su jefe dispuesto a renunciar.
Recorrió el largo pasillo hasta la oficina de su encargado, imaginando las palabras exactas que le diría, y como después de recordarle hasta la mas mínima humillación a la que le había sometido (como servirle café a los señores mayores en la sala de espera), se iría y cerraría la puerta con gran elegancia. Al llegar a la oficina de su jefe, este lo saluda con la cordialidad de siempre, pero Jonás no sabe que decir. Comienza a pensar que tiene 30 años, y que a esa edad es difícil conseguir trabajo. Colige que no tiene bienes de los cuales pueda vivir sin trabajar. Solo saluda al jefe, gira sobre sus talones y regresa de nuevo a su oficina. “tal vez es mejor que inicie primero los estudios de trabajo social”, dice para sí en voz alta.
Esa día pide permiso, y se dirige a toda prisa a la universidad, dispuesto a inscribirse en la carrera que soñó. Era una larga cola para pedir los requisitos de ingreso, y luego de una hora cuando por fin está llegando, comienza a pensar en su madre. “Si comienzo a estudiar mi mama estaría sola hasta las 10 de la noche o incluso más. También estaría sola los fines de semana, cuando yo me dedicaría a hacer mis asignaciones de la universidad”. Decide salirse de la cola. Era un poco extraño que su mama, tan sólo 20 años mayor que él, dependiera tanto de él, pero era así, y no debía dejarla sola. Jonás se marcha a casa derrotado.
4 comentarios:
Lo leí y muchas cosas no me cuadraron u.u Quizás ando torpe... No veo que servir café en la sala de espera sea una humillación para alguien que desea realizar trabajo social...
Sucede que el tiene un conflicto interno, esa es su contradicción... Quiere ser trabajador social, pero a la vez piensa que servir café es una humillación... De eso se trataba el ejercicio :)
Pero como lector no enterado del asunto no entendí que el viera eso como contradicción :/
Le estas dando una lectura muy literal. La idea era que te preguntaras eso mismo del primer comentario ¿Por qué servir café es una humillación para alguien que dice querer realizar trabajo social? Yo fui mas allá intentando explicarlo con mi comentario, pero eso es algo que se vera a medida que se desarrolle la historia. Es decir no es un error, es la representación de una escena para que el espectador (que no lector) se pregunte lo mismo.
El personje no entiende/no sabe cual su problema, de eso se tratan los conflictos internos.
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