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Los hombres que no amaban a las mujeres

Algo que intentare hacer habitual por acá es comentar un poco sobre los libros que estoy leyendo. No es mi intención hacer una crítica profunda, sino simplemente manifestar una opinión. No se me ocurrió escoger un libro menos popular, ya que si han leído este captaran la idea del asunto.

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Información:

Titulo: Los hombres que no amaban a las mujeres.

Autor: Stieg Larsson.

País: Suecia. Edición original: 2005

Género: Un raro hibrido entre novela negra y policiaca.

Secuelas: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Primeros pasos

La historia comienza con un monologo algo cansino del protagonista Mikael Blomkvist saliendo del juzgado luego de ser declarado culpable por difamación, en un sonado caso contra uno de los empresarios más poderosos de Suecia. A través de esta introducción nos enteramos que Mikael dirige una revista de economía y otros temas (como se puede conocer más adelante) cuya misión es dignificar la profesión del periodista económico, evitando alabanzas contra los empresarios corruptos y explotadores de entorno económico de su país. Si logramos superar estos primeros compases rápidamente conoceremos Lisbeth Salander, la otra entrañable protagonista de la novela, de cuya genial personalidad depende gran parte de lo que es esta historia en sí. A partir de su aparición la narración se torna más trepidante y luego de aquí el libro avanza sólo.

Desarrollo

El autor muestra una maestría singular para narrar los hechos como si de una película se tratase. A través de pequeños saltos entre los protagonistas y mediante el uso de una narración omnisciente; como lectores podemos estar en varios lugares al mismo tiempo y conocer exactamente cómo piensan nuestros protagonistas. Aunque la mezcla de diferentes técnicas es uno de los aspectos más criticados de esta novela, a mí en lo particular me pareció bien hecho, a pesar de que en momentos puntuales no se sabe si es el personaje o el narrador quien está hablando, lo cual se puede prestar un poco a confusión, pero repito, no es algo grave. Mención especial merecen las descripciones de las situaciones violentas que se dan en el libro y la más que correcta documentación sobre los temas económicos. También es importante destacar que la historia es completamente lineal, para aquellos que odian tramas circulares o de otro tipo.

La novela se centra en dos misterios. Descubrir que hay detrás del empresario todo poderoso y a su vez desenmarañar un complicado secreto familiar para el cual, incomprensiblemente, Mikael fue contratado. De esta manera nos encontramos un desfile interminable de personajes, que pese a los esfuerzos del autor por diferenciarlos entre sí, pasan sin pena ni gloria por toda la novela, restándole fuerza al peso que –tal vez- quiso darle Stieg, para lograr que el lector se interesase en tratar de averiguar por su cuenta quien es “el culpable”.

No obstante, la trama como tal se torna interesante, no tanto por descubrir quien es el malvado del imperio Vanger (que desde cierto momento se hace bastante predecible en mi opinión), sino por conocer sus motivos, y finalmente descubrir que paso con su víctima.

Todo lo malo de la novela se salva con un espectacular y sorprendente final, que aclara de una forma bastante simple, las dudas que se fueron formando los protagonistas, lo cual, en conjunto con los excelentes personajes protagonistas, convierten a este libro en un ejemplar digno de estar en mi biblioteca y en la de ustedes. Recomendado. 6.

Lo mejor

-Los protagonistas de la historia, en especial Lisbeth Salander.

-El sorprendente final, que además resuelve el libro de forma natural y sin soluciones rebuscadas

Lo peor

-La creación a mansalva de demasiados personajes secundarios, que al final no vienen a cuento y hacen pesada y confusa la lectura.

-La narración costumbrista de algunos hechos en la novela, que tampoco llevan a ningún lado.

¿Donde está?

Se puede conseguir en todos los tecni – ciencias del país.

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Jonás

caminos (belenpdprado.wordpress.com) 

Escribir una novela no es tarea fácil. Al menos si esperas hacerlo bien.

El camino de la que estoy preparando ha sido tortuoso. Empecé con la idea hace como 4 años. Escribí una gran parte en 2 cuadernos, pero luego, cuando parecía que estaba llegando a su fin la abandone completamente. Al releer varios de sus pasajes me pareció un escrito vacuo y sin vida, que se alimentaba descaradamente de las cosas que había leído recientemente.

Fue entonces cuando descubrí una de mis grandes preocupaciones a la hora de desarrollar esta empresa: El estilo que deseo emplear/proyectar. El gran Horacio Quiroga recomienda que para iniciarse en estas lides es necesario imitar un poco a los grandes, si el influjo que sientes para hacerlo es demasiado poderoso. Fue lo que hice al principio. Pero luego cuando terminaba de escribir, la historia no me convencía, el estilo empleado no me agradaba, no era yo.

Durante largo tiempo me torture pensando que tal vez no tenía buena estrella para esto de escribir, que probablemente carecía del talento necesario y que debía conformarme con las historias que leía con frecuencia. A pesar de ello, algunos meses después comencé a escribir una segunda historia. En un cuaderno más grande y tratando de refinar al máximo los aspectos que consideraba me podrían diferenciar de los demás. De nuevo abandone la idea. Me di cuenta que aunque había logrado desarrollar una ficción hasta cierto punto original, el texto, llegado el momento, se hizo más grande que yo: Carecía de los conocimientos necesarios para terminarlo, y si lo finalizaba así, probablemente sería tachado de un escrito burdo que arruino el género para el que estaba pensado.

Fue así como abandone toda idea de escribir por largos meses. Incluso, en mi decepción me aleje un poco de la literatura, y me dedique a mi carrera mercantilista, hasta que un día descubrí un blog maravilloso mientras navegaba en la red. Se trataba de las historias de un muchacho de Argentina, quien narraba en forma sencilla y directa las desventuras de su vida. Me sorprendió la calidad de los textos, lo adictivos que resultaban y me fascino su vida. Luego de eso comencé a leer blogs con avidez, hasta que un día decidí abrirme uno. Los primeros comentarios (que increíblemente recibí al día siguiente) me alentaron muchísimo, y con la práctica diaria adquirí una suerte de marca diferenciadora, que mis visitantes no dejaban de recordarme (lo cual agradezco mucho).

De manera que por accidente resolví la preocupación del estilo. Sin embargo la idea de la novela seguía asechándome como un asunto inconcluso. Descarte retomar los escritos anteriores. La primera novela casi terminada me parecía un tostón insoportable, y la segunda, terminada en un tercio tal vez, me parecía aún demasiado grande para terminarla sin una adecuada investigación. De manera que en meses recientes, luego de leer mucho sobre los temas que pienso desarrollar y tomándome el tiempo necesario para ello, empecé con el proyecto definitivo.

Ya desde el prólogo la cosa resulto extraña. Lo rehíce varias veces, algunos los guardaba, y luego comenzaba un nuevo prologo que se desarrollaba a lo largo de hasta 20 páginas. Algunos personajes aparecían en varios de estos “prólogos continuados”, hasta que de repente tenía tantas ideas empezadas que me encontraba en una especie de laberinto y no sabía cómo seguir. Un día me sincere, y luego mucho reflexionarlo, descarte cosas más complejas para desarrollarlas posteriormente. Elimine algunos personajes y compile varios de los párrafos iníciales en un solo documento de Word. Finalmente la novela había tomado forma. Vi claramente a mi protagonista, navegando en esas aguas turbias, visualicé todo el comienzo, su desesperación y sus posibles desenlaces. Todavía no estaba claro del todo como terminaría pero eso es normal dentro de mi proceso creativo. Durante varios días, luego de aquella revelación me dedique a escribir con avidez. Editaba los capítulos listos, empezaba otro. Algunas semanas después sucedió una tragedia: Unos ladrones entraron en mi casa, y se robaron mi preciada Laptop. No tenía respaldos de mi novela en ningún lado, de hecho, perdí gran parte de mi vida ahí.

No voy a decir que lloré, pero estuve a punto. Perdí lo investigado y lo escrito. Mi personaje fue robado. De nuevo abandone el proyecto, pero la idea seguía ahí. Jonás invadía mis pensamientos, pero el desanimo que me produjo el robo, dejo mis ganas de seguir en el limbo.

Finalmente gracias a la recomendación de un amigo, hice un taller de escritura creativa, que me dio nuevos ánimos. Los comentarios del facilitador acerca de mi técnica y mi estilo me dieron el impulso definitivo y ahora de una forma más profesional que nunca, comencé nuevamente mi novela. Espero que en futuro cercano, puedan conocer a Jonás.

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